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César Pinzon

César Pinzon

Un saludo muy especial en Calasanz con el inmenso agradecimiento por su bondad con nuestras obras de educación, en especial las dedicadas a los más pobres.

 
COMUNICADO A DONANTES 24 mar 23
#CursoVirtual | Conoce las claves para leer y vivir mejor los evangelios, orientado por el religioso escolapio Alejandro Solórzano Uribe, Sch. P | Inicio: 13 de abril | Inscripciones aquí: https://bit.ly/3ZbwoBr | Organiza: ICCE-Nazaret.

Con este espacio se busca comprender los Evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) a través de sus claves históricas, literarias y espirituales, para leer mejor la Sagrada Escritura y vivir la Palabra en nuestra realidad concreta.

Lo que queremos desarrollar o desplegar en cada uno de los participantes gira alrededor de tres dimensiones:

Vivencial/espiritual
Profundizar, en los actuales contextos, en la relación personal y comunitaria con Jesús resucitado como Buena Noticia y fuente de sentido para la vida.

Cognitivo/teológica
Conocer qué tipo de texto son los evangelios a partir de sus coordenadas históricas y redaccionales retomando la Tradición eclesial, exegética y espiritual.

Instrumental
Desarrollar habilidades teórico-prácticas de lectura y análisis de textos con énfasis en la experiencia existencial y espiritual.

El enfoque del curso está inspirado en el título del libro de Clara María Díaz Castrillón: Leer el texto, vivir la Palabra (1988). Desde esta perspectiva buscamos:
Progresar en nuestra capacidad de comprensión lectora. Toda persona siempre puede crecer y desarrollar más y mejor las habilidades implicadas en el proceso de lectura.
Conocer qué tipo de texto son los evangelios; lo cual nos posibilita leerlos de manera adecuada y provechosa.
Estudiar cómo se escribieron los evangelios, por qué y para qué, analizando el proceso que comenzó con Jesús de Nazaret y que culmina con el establecimiento del canon del nuevo testamento.
Recibir creativamente la gran tradición de la iglesia respecto a la palabra de Dios; tomando mayor conciencia de nuestro ser eclesial, unido íntimamente al Evangelio de Jesús.
Crecer en la comprensión teológica de la revelación bíblica, que nos abre a ese tipo de experiencia que denominamos espiritual, y que -efectivamente- tiene que ver con esa dimensión de la vida, pero que implica la totalidad de la existencia.

HORIZONTE PARA SITUAR LA LECTURA DE LOS EVANGELIOS

A lo largo de las 6 semanas (6 sesiones) que dura nuestro curso, abordaremos las principales claves que nos posibilitarán una mejor lectura de los Evangelios.

Claves para abrir el texto de los Evangelios

1) Clave textual
Una teoría del texto y la lectura; y la crística textual

2) Clave contextual
Evangelio y contexto histórico-geográfico

3) Clave diacrónica
Jesús de Nazaret, la experiencia pascual de la comunidad y los redactores

4) Clave documental
La cuestión sinóptica y las fuentes de los Evangelios

5) Clave literaria
La historia de las formas y los géneros literarios evangélicos

6) Clave redaccional
La composición y la teología de cada evangelio
 
Poster ...............

POSTER LEER Y VIVIR EL EVANGELIO
 
Por: Coordinación y Formación del ICCE-Nazaret.
Viernes, 24 Marzo 2023 15:48

Encuentro de Voluntarios en Nazaret

El Seminario Calasanz de la ciudad de Bogotá, fue lugar de encuentro el sabado 18 de marzo, de voluntarios que apoyan las diferentes actividades de Educación No Formal que se ofrecen en el Colegio Buenavista IED - Calasanz y en el Seminario Calasanz.

Contamos con la presencia de voluntarios antiguos y otros nuevos, que con gran alegría decidieron hacer parte de este proyecto. Como agardecimiento y bienvenida, se compartió un almuerzo, seguido de actividades de integración; luego se tuvo una charla de formación acerca del voluntariado escolapio y finalmente se cerró el día con un momento de oración, de tal manera que cada uno de los participantes se fuera con la imagen o “icono” que lo motiva a seguir construyendo Escuela Pía.

Este fue el primer encuentro que se tuvo, con el fin de reconocernos como dos plataformas con un solo fin: seguir aportando en la educación integral de los niños y jóvenes, especialmente de los más necesitados.

Por: Jr. Juan Diego Hernández Gaviria, Sch.P.
El pasado sábado 11 de marzo tuvo lugar la ceremonia de toma de posesión pastoral del P. Mauricio Gaviria Restrepo como párroco de nuestra Parroquia San José de Calasanz en la Arquidiócesis de Medellín. Esta posesión se da después de la posesión canónica realizada el pasado 19 de enero de 2023 en la oficina del Vicario General de la Arquidiócesis.

En la ceremonia del pasado sábado el P. Jorge José Luis Sánchez Gallego (Vicario Episcopal del Occidente) acompañó de manera sencilla los diferentes momentos de la ceremonia que llevaron al P. Mauricio por la entrada del templo, el confesionario, la pila bautismal, el ambón, la sede, el sagrario y el altar, resaltando el significado y la responsabilidad pastoral con toda la comunidad parroquial de cada uno de estos lugares.

Damos gracias a Dios por la vida, vocación y ministerio pastoral del P. Mauricio en este cuatrienio al servicio de la presencia escolapia en Medellín, específicamente como párroco, deseándole muchos frutos en su labor.

La Parroquia San José de Calasanz fue erigida el 12 de septiembre de 1961. Se encuentra en el occidente de Medellín (Antioquia), en el barrio Calasanz, de la Comuna 12; pertenece a la Vicaría de Occidente, al Arciprestazgo de San Simón Apóstol y está conformada alrededor por 10.000 familias. Trabaja desde varios ministerios como la pastoral de la salud, movimiento Calasanz, pastoral social, pastoral familiar, coro infantil y adulto, catequistas, proclamadores, ofrendas, ministros extraordinarios de la comunión y servidores del altar. En sintonía con los lineamientos de la Arquidiócesis y carisma Escolapio, la Parroquia pretende fomentar y fortalecer mucho más la identidad Calasancia y Eclesial con la formación a través de la Cooperación que impulsa la Provincia, dándole sentido escolapio al servicio y entrega que tienen todas las personas que se vinculan a la obra, para que sea para mayor Gloria de Dios y utilidad al prójimo.

Por: Andrés Valencia Sch. P
El 9 de marzo de 2023 el Padre Luis Padilla Sch. P., asistente del área de Presencia, participó como invitado en la mesa de reflexión pedagógica de coordinadores académicos de la Provincia Nazaret sede Colombia para compartir sus conocimientos y experiencias con respecto al tema Núcleo Formativo Calasanz. En una charla caracterizada por el conocimiento profundo de Calasanz, por la pasión fruto de una vida consagrada como educador y la sencillez y claridad de su expresión, el Padre Luis resaltó la importancia de crecer y avanzar en el propio conocimiento para hacernos “sabios en la escuela interior”.

Destacó como clave esencial en esta misión, el cultivo de la atención que nos permite reconocer las bendiciones que Dios nos da, nuestra ingratitud y nuestras miserias: realidades que al ser nombradas nos permiten reconocer la presencia de Dios en nosotros. Atención que nos hace sensibles para captar los “toquecitos del Espíritu Santo” a través de los cuales se manifiesta la voz de Dios en nuestro interior y en el de las personas con las que compartimos (los niños y niñas de nuestras escuelas, por ejemplo).

Por: Alejandro Mesa - Coordinación Provincial Académica
Lunes, 13 Marzo 2023 13:28

JOSÉ ALEJANDRO PEÑA M.

Comunidad Cañar -
Coordinación de Pastoral Calasanz Cañar.
Lunes, 13 Marzo 2023 13:27

JUAN DIEGO BOTERO

Comunidad del Juniorato I -
Acompañamiento Pastoral Calasanz Suba, Rincón.
Lunes, 13 Marzo 2023 13:25

BRAYAN KEVIN ASTO

Comunidad del Juniorato I - 
Acompañamiento Pastoral Calasanz Suba, Rincón.
Sábado, 04 Febrero 2023 13:13

Jornada Juvenil Calasancia en Ecuador

Durante los días 30 de enero al 3 de febrero de 2023, la Provincia Nazaret celebró, con los tres colegios de la sede Ecuador, la Jornada Juvenil Calasancia. Ciertamente, ha sido una bella experiencia para estar cerca de sí mismos, de Dios, de los otros y de Calasanz.

Un poco más de 60 jóvenes de las presencias escolapias de Cañar, Loja y Saraguro, acompañados por un grupo significativo de religiosos y laicos, se reunieron en la Casa de Capacitación Calasanz, de Zhindar (Saraguro, Ecuador). Allí compartieron con alegría la experiencia de ser calasancios.

El primer día, posterior a conocerse y reconocerse entre todos los integrantes y de expresar algunos de sus talentos artísticos, fue el tiempo propicio para vivir el reconocimiento de Lo Mejor de sí mismos, partiendo de aquella premisa tan profundamente calasancia de vivir el propio conocimiento como principio de la vida espiritual. Durante este día los jóvenes construyeron su red interior, donde abordaron los rasgos positivos que reflejan las diferentes dimensiones de la persona; reconocieron, además, que el lugar para descubrir y vivir su verdad, bondad y belleza es compartiendo con otros, para ello participaron con alegría del Ubuntu Match.

Para el segundo día, la experiencia se vivió de camino a la localidad de Gera, una comunidad indígena, a la que los jóvenes se dirigieron caminando y soportando las inclemencias de la lluvia, el intenso frío y la densa neblina. Sin embargo, estas condiciones no fueron impedimento para contemplar la persona de Glicerio Landriani, abriéndose a la posibilidad de degustar su corazón de pobre, de santo y de ángel.

El penúltimo día de la Jornada Juvenil Calasancia, consideró la maravillosa experiencia de servir a los otros; para ello los jóvenes se dirigieron a tres poblaciones: la primera de ellas fue el centro de adulto mayor; otra experiencia fue el acompañamiento de los niños de MIES de la Unidad Educativa Fiscomisional Calasanz Saraguro, y la tercera el Centro de Educación Especializada El Divino Niño (obra de educación no formal de los padres escolapios). Allí los jóvenes exploraron su capacidad de servir, de entregarse, de donarse, de dar de su tiempo y vivir con gratuidad sus capacidades. Para recoger lo vivido, la tarde tuvo dos momentos: el primero fue un recorrido por distintos espacios que conforman la vida comunitaria escolapia; el segundo, la celebración de la eucaristía, recordando a los mártires escolapios: su servicio, su testimonio y su fidelidad iluminaron la vivencia del día.

Para cerrar la JJC Ecuador, los jóvenes de las distintas delegaciones expresaron sus dones artísticos, con bailes, declamaciones, cantos; poniendo de manifiesto la riqueza cultural ecuatoriana. Finalmente, Calasanz fue el centro de atención: la clausura estuvo presidida por la celebración de la Solemnidad de san José de Calasanz, reconociendo que estando cerca de él, descubrimos un hermoso estilo de vida para estar cerca de Dios, de los pobres, de los niños, de nosotros mismos.

Y así, la Provincia Nazaret celebró la Jornada Juvenil Calasancia en cada uno de los países que la conforman (Colombia, Ecuador y Perú); teniendo a alrededor de 300 jóvenes como participantes, y reconociéndose como una rica y grata experiencia compartida entre religiosos escolapios, religiosas escolapias y calasancias, y laicos de todas las presencias.

Por: Daniel Toro Sch. P
Miércoles, 01 Marzo 2023 13:07

CARTA A LOS HERMANOS MARZO 2023

Vivir en proceso

No hay ninguna duda de que uno de los documentos fundamentales que aprobó nuestro 48º Capítulo General fue el renovado Directorio de Formación Permanente. Se trata de un documento institucional que necesitará su tiempo para ir impregnando poco a poco la vida de las Escuelas Pías y generar un dinamismo de renovación que podríamos sintetizar así: “hacer de las Escuelas Pías una comunidad de aprendizaje[1]”. Creo que esta es una de las claves desde las que la Orden debe tratar de abordar el gran desafío de la Formación Permanente, y que nuestro directorio expresa con una palabra muy exigente y propia de nuestra vocación: el desafío de la “docibilitas”, que quiere decir “estar en disposición de aprender, desear aprender”.

Me parece que esta propuesta que nos hacemos a nosotros mismos, “estar en disposición de aprender”, es audaz y exigente, y está llamada a generar un dinamismo profundo de cambio y renovación, si nos atrevemos a sacarle todo el jugo que lleva dentro. Si la entendemos bien, podremos acercarnos a la comprensión de la Formación Permanente como un proceso integral de crecimiento y fidelidad vocacional que se vive de modo personal, se comparte de modo comunitarioy se impulsa de modo institucional.

Estas son las tres dimensiones desde las que quiero abordar el tema en el pequeño espacio que permiten una salutatio: algo que vivimos de modo personal, que compartimos de modo comunitario y que se impulsa de modo institucional. Vamos allá. Para cada una de estas tres dimensiones de la Formación Permanente me voy a basar en un texto inspirador.

Para la primerala personal, he elegido un texto de la Escritura. Dice así Pablo, en su carta a los Efesios: “Que el Padre os fortalezca con su Espíritu de modo que podáis crecer en el hombre interior, para que Cristo habite en vuestros corazones y podáis así vivir arraigados y fundamentados en el amor[2]. Es una preciosa definición del proceso espiritual que estamos llamados a vivir. Efectivamente, creo que vivir en proceso es, ante todo, un desafío espiritual.

Comprender la vida como proceso es un reto en todas las etapas de nuestro camino. Incluso cuando vamos siendo mayores. A menudo pensamos que cuando llegamos a una cierta edad, ya tenemos la vida organizada y nada puede ocurrir que nos cambie, o que nos abra a nuevas posibilidades. Y eso no es así. Dios es siempre una sorpresa, y la fe en Dios nos pide que tengamos siempre el alma bien dispuesta para acoger sus llamadas. Calasanz es un buen ejemplo.

Nuestro Santo Padre descubrió su vocación cuando tenía unos cincuenta años, una edad en la que las cosas están -o deben estar- bastante definidas. Él ya era sacerdote, pero ni era religioso, ni había descubierto la educación, ni se había lanzado a la apasionante -y sorprendente- tarea de fundar una Orden religiosa. Pero los niños le cambiaron el horizonte de su vida, y gracias a eso, todos nosotros estamos aquí y la Iglesia quedó enriquecida con un nuevo carisma, el carisma de Calasanz, y con una nueva Orden religiosa que cambió absolutamente el panorama social y religioso de su época.

Yo pienso que eso nos tiene que ayudar a todos a ser conscientes de que la vida nunca está terminada y que Dios siempre da nuevas oportunidades. Hay acontecimientos en nuestra vida que, si los vemos con ojos de fe, son llamadas que nos proponen nuevas respuestas. Dios, nuestro Padre, siempre piensa en nosotros y se acerca a nuestra vida para cambiarla y enriquecerla. Esta es la fe cristiana. Quisiera proponer tres actitudes que nos pueden ayudar a vivir esta dimensión de “proceso personal de crecimiento”.

  1. La primera procede de una convicción: la llamada de Jesús a seguirlo no ocurre solo una vez; se recrea y activa a lo largo de la vida cotidiana. Dios no nos llama a cambiar de vocación, pero sí nos pide no congelarla ni convertirla en algo que controlamos nosotros. La vocación es una llamada permanente, y comprenderla como si todo estuviese en nuestras manos contradice su propia esencia, y contradice el papel de la fe y de la gracia. Un buen ejercicio espiritual es atreverse a leer la propia historia -larga o corta- para hacernos más conscientes del camino que vamos recorriendo.
  2. La segunda consiste en no dar por supuesto que ya utilizamos las mediaciones adecuadas para mantenernos “vivos en la vocación”. Nosotros somos educadores, y tratamos de transmitir a nuestros jóvenes lo que es la auténtica vida espiritual pidiéndoles que no la reduzcan a ciertas prácticas, por buenas que éstas sean. Pero nos olvidamos de que nosotros podemos tener el mismo riesgo. Incluso en una vida formalmente religiosa podemos acostumbrarnos a reducir la experiencia de Dios a determinados espacios y momentos, sin vivirlo como lo que centra y organiza toda la vida y energías del yo personal. Creo que a todos nos ayuda una actitud existencial de apertura, una vida que acepta lo que el Papa Francisco llama “saber vivir en desequilibrio”[3].
  3. La tercera está inspirada en una enseñanza que recibo permanentemente de los jóvenes escolapios: escuchar. Me impresiona cómo escuchan, cómo quieren aprender, cómo recuerdan todo lo que han escuchado en una visita, en un diálogo personal, en un retiro. Me sorprende cómo vienen al encuentro personal, armados de cuaderno y bolígrafo, dispuestos a anotar una idea o sugerencia que les pueda ayudar. Me impacta su trabajo espiritual, que en algunos lugares llaman “hacer la cosecha”, en la que aprenden cada día a escribir y sintetizar aquellas reflexiones o mociones que les han hecho pensar o rezar. Esto es “viviratentos a la voz de Dios, que es voz de espíritu que va y viene, toca el corazón y pasa; no se sabe de dónde venga o cuándo sople, por lo que importa mucho estar siempre vigilante para que no venga improvisamente y pase sin fruto[4].

Me quiero referir a la dimensión comunitaria de la Formación Permanente con un texto inspirado en el capítulo tercero de nuestras Constituciones: “En nuestra vida comunitaria nos animamos unos a otros a vivir fielmente las exigencias de nuestro bautismo y de nuestra consagración religiosa, con espíritu de conversión interior, procurando que el ambiente comunitario sirva a cada uno para dar respuesta fiel a la propia vocación.[5]”Voy a tratar de acercarme a la comunidad como espacio de formación permanente desde tres perspectivas diferentes.

  1. La primera, aceptar y comprender el doble reto que tenemos ante nuestra vida comunitaria. Tenemos dos viajes que hacer, y ambos al centro: devolver a la comunidad el valor vocacionalmente nuclear que debe tener, y trabajar para que la comunidad se articule en torno al único centro, Cristo Jesús el Señor. Son dos viajes simultáneos. El primero tiene que ver con una llamada a la conversión que nos tenemos que hacer: superar ciertas tentaciones utilitaristas o simplificadoras de la comunidad, que tienden a verla simplemente como un “modo de vida” o algo “en la práctica secundario”, para situarla en su lugar real: sin una experiencia comunitaria rica y cuidada no hay una experiencia vocacional escolapia rica y cuidada. Y para esto, es fundamental el segundo viaje: centrar la vida comunitaria en Cristo y en nuestra experiencia de fe. Este es el tesoro que compartimos y que somos llamados a transmitir.
  2. La segunda consiste en comprender la comunidad como un espacio fraterno en la que cada uno podemos y debemos ayudar al otro a crecer en su vocación. Es propio de la comunidad acompañar el proceso de cada uno de sus miembros. Este no es sólo un “trabajo del rector”, sino de la comunidad. Porque es de la comunidad, es prioridad del rector. Pero es de todos. Sólo así avanzaremos en entender lo que dice el nuevo Directorio de Formación Permanente: “la finalidad de la comunidad es conducir a la plena madurez, según su vocación, a todos y cada uno de los religiosos que la componen[6].
  3. En tercer lugar, creo que tenemos que avanzar en comprender la comunidad como un espacio de formación. Son muchas las mediaciones que podemos utilizar para desarrollar esta dimensión. Pongo algunos ejemplos: dedicar reuniones a compartir libros que hemos leído; invitar a personas interesantes a reflexionar con nosotros; leer en comunidad documentos de interés; impulsar decididamente el proceso sinodal de nuestra Iglesia; compartir la Palabra de Dios; ofrecer a los hermanos la homilía; compartir constantemente aquellas ideas o experiencias que nos han enriquecido, etc. La idea es clara: en la comunidad podemos contribuir a nuestra formación, o podemos perder esta oportunidad banalizando nuestro tiempo compartido.

Completo esta reflexión con la tercera dimensión de la Formación Permanente, la institucional.  Para introducirla, he elegido un texto de nuestras Reglas: “Nuestra vida consagrada exige que, con diligencia suma y esforzado interés, persigamos incansables la maduración de nuestra vocación, que adoptemos posturas evangélicas ante los cambios de la sociedad actual y que, por nuestra continuada renovación, movamos a los niños y jóvenes a integrarse en nuestras comunidades y a consagrarse a nuestras actividades apostólicas. Para dar respuesta a esta triple instancia, debemos tomar en serio nuestra formación, secundando las directrices del Directorio de Formación Permanente. Ésta debe ser objeto de un compromiso personal e irrenunciable que nos mantenga y renueve en nuestra vocación escolapia[7].

Nuestro directorio insiste en que la Formación Permanente tiene una importante dimensión institucional, relacionada directamente con la renovación de las Escuelas Pías, con la capacidad que tenemos que poder seguir dando respuestas adecuadas a las nuevas situaciones. El 48º Capítulo General nos invita a estar atentos a la renovación de nuestra “cultura de Orden”. Todas las instituciones tienen una cultura, que se refiere a los valores y prácticas que dan sentido al quehacer de cada una de ellas. Estos valores y convicciones se consolidan y se transmiten a los nuevos miembros de la institución, y provocan la necesaria coherencia institucional. Pero ningún grupo puede comprender su cultura como algo inamovible y ajeno a las nuevas situaciones en las que este grupo vive. Por eso es necesario entrar en la reflexión sobre el “cambio cultural”. Y aquí entra de lleno la Formación Permanente[8]. Destaco tres aspectos que es bueno tener en cuenta para una adecuada comprensión de la dimensión institucional este “vivir en proceso” al que nos estamos invitando.

  1. En primer lugar, es fundamental comprender que el proceso de renovación necesita de tres claves imprescindibles: clarificar cuáles son los valores en los que creemos y que queremos desarrollar, cuáles las opciones desde las que podemos llevarlos adelante y cuáles los modos desde los que poner en marcha las opciones[9]. Esta es la triple tarea del equipo que dirige la Provincia o la Orden.
  2. En segundo lugar, es importante dar nombre a las visiones reduccionistas que en ocasiones hemos tenido de este apasionante proceso. Quizá la más clara es reducir la Formación Permanente a “actualización” o a “ciertas actividades de “puesta al día”. No discuto que sean necesarias, pero estamos hablando de algo más. Tenemos que acercarnos a una visión más integral del proceso personal, y para ello es muy importante escuchar al Capítulo: “entender la formación permanente como un proceso integral de crecimiento vocacional, desde un adecuado acompañamiento de las personas y comunidades[10]”.
  3. Y de aquí emerge la tercera apuesta, que me parece central y profética: el acompañamiento. Todo lo que hagamos para potenciar esta dinámica en nuestra vida será siempre bueno. Y el primer paso es aceptar, reconocer y buscar que es bueno ser acompañados. Muchas veces hablamos de que necesitamos superiores que acompañen, y es bien cierto. Pero nos olvidamos de que desear y buscar ser acompañados es la llave de este proceso. Avancemos por este camino, que es, sin duda, certero y portador de vida y de autenticidad.

Termino volviendo al texto paulino inicial. Dar espacio en la vida al trabajo interior y al crecimiento vocacional nos ayudará a comprender “cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo. Sólo así nos desbordará la plenitud misma de Dios[11].

Recibid un abrazo fraterno.

P. Pedro Aguado Sch. P.

Padre General

Tomado de: Scolopi.org

[1] CONGREGACIÓN GENERAL. Directorio de Formación Permanente n.17. Ephemerides Calasanctianae IV, mayo de 2022, página 1346.

[2] Ef 3, 16-17

[3] FRANCISCO. Diálogo con los jóvenes en formación religiosa y sacerdotal en Roma, el 24 de octubre de 2022, en el aula Pablo VI.

[4] SAN JOSÉ DE CALASANZ. Carta 131 del 22 de noviembre de 1622. Opera Omnia volumen 1, página 169

[5] CONSTITUCIONES DE LAS ESCUELAS PÍAS, n. 26b y 28b.

[6] CONGREGACIÓN GENERAL. Directorio de Formación Permanente n.23. Ephemerides Calasanctianae IV, mayo de 2022, página 1348

[7] REGLAS de la Orden de las Escuelas Pías n. 209

[8] CONGREGACIÓN GENERAL. Directorio de Formación Permanente n.18. Ephemerides Calasanctianae IV, mayo de 2022, página 1346.

[9] CONGREGACIÓN GENERAL. Directorio de Formación Permanente n.19. Ephemerides Calasanctianae IV, mayo de 2022, página 1346.

[10] CONGREGACIÓN GENERAL. “48 Capítulo General. Documento capitular”. Ed. Calasancias, colección CUADERNOS n. 65, Clave de Vida n.9, página 75.

[11] Ef. 3, 18-19

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