Una Fraternidad en camino

A mediados de este año 2024 tuvo lugar en Roma un importante encuentro de la Fraternidad Escolapia general, en el que participaron representantes de todas las Fraternidades, los superiores mayores de las Provincias en las que hay Fraternidad y la Congregación General. Quiero dedicar una de mis cartas fraternas mensuales a compartir con todos vosotros algunas de las reflexiones que hicimos en ese encuentro, porque creo que es muy importante que el camino de la Fraternidad sea no sólo bien conocido, sino compartido.

Quiero empezar recordando las palabras del Papa Francisco sobre la Fraternidad Escolapia, contenidas en el mensaje que nos dirigió con motivo del Año Jubilar Calasancio de 2017. Dijo así el Papa: ““En respuesta a los deseos del Vaticano II que pedía una participación más activa de los laicos en la vida de la Iglesia, han abierto el camino de las Fraternidades Escolapias, invitando a hombres y mujeres de buena voluntad a compartir su carisma y su misión, fomentando una rica variedad de vocaciones”[1].

Es importante tomar conciencia de estas afirmaciones del Papa: la Fraternidad es una respuesta institucional a los deseos del Concilio Vaticano II; compartimos carisma y misión; fomentamos loa pluralidad vocacional. Creo que el Papa nos recuerda la eclesialidad de la opción, la profundidad de lo que impulsamos y el reto de continuar consolidándolo. Es bueno tenerlo presente y agradecerlo.

1- Quisiera empezar ofreciendo algunos datos básicos de la realidad de la Fraternidad de las Escuelas Pías. Es interesante conocer cómo define la Fraternidad su propia identidad y el horizonte hacia el que camina. Veámoslo:

  1. Identidad: “Somos una red de comunidades cristianas que comparten el carisma (espiritualidad, misión y vida común) con la Orden de las Escuelas Pías, centradas en el seguimiento de Jesucristo al estilo de Calasanz”.
  2. Horizonte: “Configurarnos como sujeto escolapio que toma parte activa en la vida y misión y en el crecimiento de la presencia escolapia, fortaleciendo nuestra espiritualidad e identidad escolapias y compartiendo con la Orden prioridades, proyectos y sueños”.
  3. La Fraternidad está presente en once demarcaciones de la Orden, y forman parte de ella algo más de mil personas, con una media de edad de 50 años. Unos cien religiosos escolapios forman parte de la Fraternidad. Unas sesenta personas han recibido alguno de los ministerios escolapios.
  4. Se pueden dar muchos datos, pero no es mi objetivo. Pero creo que es muy importante ser conscientes de su realidad, agradecerla y acompañarla. La Fraternidad de las Escuelas Pías es un don del Espíritu Santo a la Iglesia, a la Orden y a la Misión Calasancia. Por lo tanto, si es del Espíritu, debe vivir como tal y asumir que está llamada a ser signo de algo nuevo y debe fundamentarse en el acontecimiento del primer Pentecostés, que lo fue por estas razones: la comunidad estaba centrada en Cristo, los apóstoles eran conscientes de que necesitaban ese Espíritu, y se sintieron llamados y enviados a anunciar a Jesús para construir la Comunidad y el Reino.

2- Creo que es interesante conocer algunas de las prioridades que fueron aprobadas en el encuentro al que estoy haciendo referencia, porque indican el camino que desea seguir la Fraternidad en su deseo de seguir construyendo Escuelas Pías juntamente con la Orden y tantas personas comprometidas con el proyecto de Calasanz. La asamblea organizó las opciones en tres ámbitos diferentes: los procesos propios de la incorporación a la Fraternidad, la vida y misión de la Fraternidad y el papel de la Fraternidad en la construcción de las Escuelas Pías, desde la dinámica de la sinodalidad.

  1. Sobre los procesos de incorporación a la Fraternidad, las dos principales opciones tienen que ver con la relación entre la Fraternidad y el Movimiento Calasanz, por un lado, y por otro, todo lo relativo a los temas y materiales de formación, que se desea que sean cada vez más compartidos.
  2. En relación con la vida y la misión de la Fraternidad, las opciones más valoradas fueron estas: potenciar las posibilidades del Consejo General a la hora de acompañar las Fraternidades; todo lo relativo a la potenciación del conocimiento de la vida de cada Fraternidad; acompañar bien los envíos misioneros que se hacen desde la Fraternidad y el impulso de los ministerios escolapios.
  3. En lo relativo a la construcción de Escuelas Pías, la asamblea priorizó sobre todo dos opciones: la disponibilidad de la Fraternidad para colaborar en la Formación Inicial de los religiosos escolapios, sobre todo en lo relativo al desarrollo del proceso de participación; avanzar en la clarificación del lugar de la Fraternidad en la Orden y en cada demarcación.

3- Soy consciente de que la Fraternidad Escolapia todavía no es conocida en todas las Provincias, y sé que su realidad es muy desigual. Pero creo que estamos ante una realidad escolapia muy importante, y es bueno compartir algunas reflexiones sobre ella. Esta es la intención de este tercer apartado de mi carta, en el que intentaré proponer algunas opciones que creo que debemos impulsar, atendiendo, como es lógico, a la diversidad de las situaciones. Escribo sobre todo para los miembros de la Fraternidad, pero también para las Provincias que van compartiendo el camino con ellas.

  1. Identidad de la Fraternidad. Los documentos están claros, pero la identidad no existe sin proceso progresivo de identificación. Me atrevo a decir que el esfuerzo por vivir de modo certero y honesto la Identidad nos llama -siempre- a una actitud de conversión. La Identidad es un mecanismo de conversión, de cambio. Nos recuerda el horizonte, y nos provoca autenticidad, esfuerzo por ser dignos de la identidad de la que somos portadores. Y esto nos afecta a todos. La identidad, si es vivida de modo auténtico, pide siempre algo más.
  2. Hay un reto importante para todos, para la Orden y para la Fraternidad, que llamamos la fidelidad creciente”. Este es el proceso de crecimiento al que la Fraternidad se siente llamada a vivir. El estatuto de la Fraternidad marca diversos aspectos propios del estilo de vida de las personas y de las comunidades. Entre ellos, una formación más cuidada, el compartir económico, la participación en la Eucaristía de la comunidad cristiana escolapia, los aspectos organizativos, el acompañamiento de las personas, los procesos de la opción definitiva, etc. Poco a poco, en fidelidad creciente.
  3. La participación de la Fraternidad en la vida de la Provincia, en la realidad escolapia en la que vive y se desarrolla. La vida ayuda a la identidad, y ésta se verifica y se expresa en la vida. No hay identidad sin espacios de comunión, sin discernimiento compartido, sin vida concreta. Necesitamos avanzar en este punto central: la Fraternidad debe situarse de modo adecuado en la vida del conjunto de las Escuelas Pías. Estamos hablando de equipos, de secretariados, de reuniones, de presencia escolapia, etc. Tenemos que avanzar en la institucionalización de este proceso. Obviamente, este reto necesita tiempo, pero un tiempo que sea proceso. Un tiempo sin proceso no sirve para casi nada. Soy de la opinión de que en las Provincias y Fraternidades deberíamos analizar cómo ha ido el proceso de participación de la Fraternidad en la vida de la Provincia, detectando los elementos positivos y los que no han funcionado. Esto también podría iluminar.
  4. La potenciación de los ministerios escolapios. Hablamos del ministerio pastoral, el de la educación cristiana, el del servicio a los pobres para la transformación social y el de la escucha y acompañamiento. Dar pasos en la puesta en marcha de estos ministerios fortalece la Fraternidad y la Comunidad Cristiana Escolapia y ayuda a la Provincia a crecer en sensibilidad en relación con el precioso reto de construir una Iglesia sinodal, que es la llamada que en este momento estamos recibiendo del Espíritu Santo.
  5. La sinodalidad básica en la pequeña comunidad y en el conjunto de la Fraternidad. El cuidado de la reunión, de la oración, del discernimiento comunitario, del compartir económico, de las relaciones fraternas, de la construcción de la Fraternidad, del acompañamiento de las personas, etc. La vida cotidiana de la comunidad es lo que realmente expresa la dirección y el horizonte hacia el que caminamos. Esto vale para la Fraternidad y para las comunidades religiosas.
  6. El aprendizaje del discernimiento espiritual comunitario. Sin duda estamos ante uno de los retos más significativos del proceso sinodal que estamos viviendo: el discernimiento comunitario, dotado de reflexión, de escucha de todos, de acogida del parecer de los hermanos, de la búsqueda compartida, de la toma de decisiones, etc. Es un tema pendiente entre nosotros.
  7. Dar importancia a la Misión Compartida con la Orden. Es nuestra opción, tanto de la Orden como de la Fraternidad. Queremos compartir la misión. Esto significa varias cosas, entre las que me gustaría destacar dos: la valoración de la red Itaka-Escolapios como espacio de misión compartida institucional y el cuidado de los diversos dinamismos y estructuras desde los que avanzamos en esta misión compartida.
  8. El desafío misionero. Pienso que hay que plantear cómo desarrollar el carácter misionero de la Fraternidad. La misión es el sentido de las Escuelas Pías, es la razón de la vida de Calasanz. Esencialmente, Misión es Envío. La Orden y la Fraternidad somos enviados a los niños, a los jóvenes, ante todo a los más pobres. Este envío en misión puede y debe ser compartido. Lo es ya en muchos lugares de la Orden, y contamos con ricas y fecundas experiencias de este “envío en misión compartido”. Incluso tenemos presencias escolapias que nacieron así, de modo conjunto. Creo que debemos impulsar este desafío y renovar esta convicción. La abundancia de la mies exige respuestas de comunión y de audacia. Este es uno de los temas más interesantes y fructíferos que tenemos planteados.
  9. La “espiritualidad de la construcción de las Escuelas Pías” y, consecuentemente, la espiritualidad de la construcción de la Fraternidad. La Orden y la Fraternidad son dos instrumentos del Reino. Pequeños y humildes, pero lo son. Por eso, construirlos es servir al Reino. Y la construcción significa muchas cosas: la oración por la Fraternidad, frecuente y sencilla; el cuidado de la incorporación de jóvenes a la Fraternidad; la formación permanente; la propuesta de la Fraternidad en los diversos ambientes escolapios; la formación para el liderazgo y acompañamiento de la Fraternidad; la preocupación e interés por conocer la vida de la Fraternidad, y los espacios web en los que podamos seguir su vida; la reflexión, en el seno de las Provincias, de lo que nuestros Capítulos Generales dicen sobre la Fraternidad

Estamos en camino. Vayamos poco a poco avanzando, buscando caminar en común, dando tiempo a todos para hacer su proceso de crecimiento, acompañándonos los unos a los otros. Os invito una vez más a terminar esta reflexión orando juntos con la plegaria que el Papa propone a toda la Iglesia en este proceso sinodal. Creo que es bueno que esta plegaria sea frecuente en nuestras comunidades, y por eso la iré proponiendo en algunas cartas fraternas.

Ven, Espíritu Santo. Tú que suscitas lenguas nuevas y pones en los labios palabras de vida, líbranos de convertirnos en una Iglesia de museo, hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro. Ven en medio nuestro, para que en la experiencia sinodal no nos dejemos abrumar por el desencanto, no diluyamos la profecía, no terminemos por reducirlo todo a discusiones estériles. Ven, Espíritu Santo de amor, dispón nuestros corazones a la escucha. Ven, Espíritu de santidad, renueva al santo Pueblo fiel de Dios. Ven, Espíritu creador, renueva la faz de la tierra. Amén.

Recibid un abrazo fraterno.

P. Pedro Aguado Sch.P.
Padre General

 

[1] Papa Francisco, Mensaje a las Escuelas Pías con motivo del Año Jubilar Calasancio de 2017

Tomado de: scolopi.org

Descargar carta aquí